El crecimiento económico, considerado un signo de progreso, podría estar impulsando una alarmante crisis de salud: el aumento dramático del cáncer colorrectal. Un estudio reciente revela que a medida que los países se desarrollan económicamente, las tasas de esta enfermedad aumentan hasta 10 veces más que en naciones con menor nivel de desarrollo. La razón, según los expertos, radica en la adopción de un estilo de vida “occidental”, caracterizado por una mala alimentación, sedentarismo y consumo excesivo de alcohol.
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“El cáncer colorrectal es el marcador más claro de transición social y económica”, señala Melina Arnold, epidemióloga de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer. Este tipo de cáncer es el tercero más común en el mundo y afectó a 1,4 millones de personas en 2012, con proyecciones de un incremento del 60% para 2030.
Los países en desarrollo, como China, Brasil y Rusia, ya están experimentando un aumento en los casos de cáncer colorrectal a medida que adoptan estilos de vida occidentales. Amanda Cruz, experta del Grupo de Detección y Prevención del Cáncer, advierte que una dieta rica en carnes rojas y procesadas, junto con el sedentarismo, eleva significativamente el riesgo de padecer esta enfermedad.
Aunque el cáncer colorrectal se desarrolla lentamente, cuando los síntomas aparecen, el diagnóstico suele ser tardío, lo que reduce drásticamente las posibilidades de supervivencia. La clave está en la detección temprana, pero muchos países en desarrollo carecen de acceso a programas de detección eficaces.
Sin embargo, los expertos insisten en que la prevención es el arma más poderosa. Cambiar los hábitos de vida, aumentar el consumo de fibra y realizar actividad física puede prevenir hasta el 47% de los casos, según el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer.
El progreso económico no debería significar un aumento en el riesgo de cáncer. Es necesario actuar para evitar que la prosperidad se convierta en una amenaza para la salud.
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