El sábado, Pavel Durov, fundador y CEO de Telegram, fue arrestado por la policía francesa en el aeropuerto Le Bourget de París, tras el aterrizaje de su avión privado. El multimillonario ruso de 39 años fue detenido en el marco de una investigación que cuestiona la falta de moderación en la popular plataforma de mensajería, según reportaron medios franceses.
Telegram, una de las plataformas de redes sociales más grandes del mundo, ha sido objeto de escrutinio por su manejo laxo del contenido extremista e ilegal. Críticos argumentan que la plataforma facilita la difusión de información errónea y la organización de actividades ilícitas debido a sus limitados controles de moderación.
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Las autoridades acusan a Durov de no tomar medidas suficientes para impedir el uso ilícito de Telegram. La aplicación ha sido señalada por no colaborar con las investigaciones relacionadas con tráfico de drogas, contenido sexual infantil y fraude. Sin embargo, Durov ha negado previamente estas acusaciones, argumentando que la responsabilidad no recae en la plataforma.
El abogado de Durov, Dmitry Agranovsky, desestimó las acusaciones, comparándolas con culpar a un fabricante de automóviles por accidentes causados por sus vehículos. Agranovsky calificó la detención como “absolutamente ridícula” y un ataque directo a la libertad de expresión.
Durov, quien posee doble ciudadanía en los Emiratos Árabes Unidos y Francia, reside actualmente en Dubái. Telegram, la plataforma que fundó en 2013, es especialmente popular en Rusia, Ucrania y otros países de la ex Unión Soviética. La aplicación fue prohibida en Rusia en 2018 después de que Durov se negara a entregar datos de usuarios al gobierno ruso, aunque la prohibición fue levantada en 2021.
El domingo, la embajada rusa en Francia expresó su preocupación por la detención de Durov, señalando la falta de cooperación por parte de las autoridades francesas. La investigación está siendo dirigida por una unidad especializada en ciberseguridad y otra en delitos de fraude, con un juez enfocado en crimen organizado supervisando el caso.
La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zakharova, cuestionó si las ONG occidentales que critican las políticas rusas sobre libertad de expresión también condenarán el arresto de Durov. Varios funcionarios rusos han denunciado la detención, acusando a Occidente de aplicar un doble rasero en temas de democracia y derechos humanos.
Entre las figuras públicas que han manifestado su apoyo a Durov se encuentra Edward Snowden, el exagente de inteligencia estadounidense exiliado en Rusia, quien calificó el arresto como un “ataque a los derechos humanos básicos de expresión y asociación”. Por su parte, el dueño de X (anteriormente Twitter), Elon Musk, también se pronunció en redes sociales en defensa de Durov, utilizando el hashtag #freepavel y criticando lo que considera una censura excesiva en Europa.
La detención de Pavel Durov pone en el centro del debate la responsabilidad de las plataformas de comunicación en la regulación de contenidos y la tensión entre la libertad de expresión y la seguridad pública. Con el desarrollo del caso, es probable que surjan nuevas controversias sobre el papel de la tecnología en la sociedad moderna.
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