Corea del Sur ha emergido como un modelo mundial en la gestión de residuos alimentarios, reciclando cerca del 97.5% de los restos de comida que genera. El país procesa anualmente 4.56 millones de toneladas de residuos alimentarios, de los cuales 4.44 millones se destinan a la producción de alimentos para animales, abono y biogás, entre otros usos.

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Este notable logro es el resultado de décadas de desarrollo de políticas innovadoras y tecnología avanzada, que comenzaron en la década de los 80. El gobierno surcoreano implementó en 2013 el sistema de “Pago por Peso de Residuos de Comida”, donde los ciudadanos deben pagar según la cantidad de restos que generan. Además, existen multas estrictas para quienes no cumplan con las normas de reciclaje, con sanciones que superan los 7,000 dólares en el caso de infracciones por parte de empresas.
Entre las tecnologías utilizadas se encuentran las máquinas de identificación por radiofrecuencia (RFID), que pesan los residuos y facturan automáticamente a los usuarios en función de la cantidad desechada, un sistema que ha demostrado ser efectivo en la reducción de desperdicios.
A pesar del éxito, el sistema enfrenta desafíos, como el uso de restos de comida en raciones para animales, lo que puede representar un riesgo sanitario si no se procesan adecuadamente. Sin embargo, expertos aseguran que con el procesamiento correcto, este reciclaje es seguro y no afecta negativamente a la industria porcina del país.
Corea del Sur ha logrado posicionarse como un referente mundial en la lucha contra el desperdicio alimentario, gracias a su enfoque integral que combina regulaciones estrictas, incentivos económicos y educación ciudadana.
Fuentes:
FAO: Informe sobre pérdida y desperdicio de alimentos
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