La esperada secuela de “Joker” ha sido un rotundo fracaso de taquilla, agravado por su asombroso costo de producción que triplica el presupuesto de la primera entrega. La película “Joker: Folie à Deux”, dirigida nuevamente por Todd Phillips y con Joaquin Phoenix repitiendo su papel estelar, no logró replicar el éxito de su predecesora, recaudando solo 37.8 millones de dólares en su primer fin de semana en Estados Unidos, menos de la mitad de lo que la original logró en el mismo periodo.
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El giro más audaz de la secuela fue convertirla en un musical, con la participación de Lady Gaga como Harley Quinn. Sin embargo, esta decisión, lejos de atraer al público, pareció desconectar a los fanáticos del primer filme. En lugar de profundizar en la evolución del personaje de Arthur Fleck, la película se centró en revivir los eventos de la primera entrega, a través de interminables conversaciones y reflexiones que, según muchos críticos, no aportaron nada nuevo a la narrativa.
El presupuesto desorbitado de casi 200 millones de dólares —frente a los 65 millones de dólares de la primera película— terminó siendo el verdadero clavo en el ataúd. A diferencia de otras producciones de alto costo, como “Fast X” o “Misión Imposible”, “Joker: Folie à Deux” no mostró en pantalla el valor de esa inversión, careciendo de grandes escenas de acción o efectos visuales impresionantes que justificaran el gasto.
Sin duda, el fracaso de “Joker 2” radica en una combinación de decisiones cuestionables. La transformación del tono hacia un musical no fue recibida como algo novedoso, sino como una desconexión con lo que hizo especial a la primera película. Además, gastar una fortuna en un proyecto que carecía de elementos llamativos para una audiencia masiva —como escenas de acción o efectos especiales— resultó un riesgo mal calculado. En lugar de arriesgarse con una nueva propuesta creativa que evolucionara al personaje, la película se estancó en recordar el éxito del pasado.
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